Escuchando con la mente y con el corazón.
Existe una gran diferencia entre oír y escuchar. Cuando accionamos en la primera, somos capaces de percibir cualquier sonido y cuando accionamos en la segunda, somos también capaces de comprender el sonido, interpretarlo y en ocasiones reproducirlo. Pero atención, no me estoy refiriendo a la escucha de otro interlocutor.... hablo de la CAPACIDAD de abrir nuestra mente y nuestros corazones para aprovechar las oportunidades, escuchar los consejos de personas que de verdad nos aprecian, ver las señales de Dios y sentir nuestro instinto. Esa capacidad que perdemos al permitir que nuestro Ego domine nuestras vidas, aquella que perdemos de vista cuando nos creemos saberlo todo.
Cuando nos proponemos escuchar con la mente y con el corazón, empezamos a sensibilizar nuestro ser al punto en el que todos nuestros sentidos se conectan. Por ejemplo, cuando llegamos a cierta edad y observamos que tenemos metas inconclusas, o que no somos lo que queríamos ser, o tal vez no hemos logrado nuestros sueños, nos damos cuenta que dejamos pasar oportunidades, momentos y proyectos.
En ese instante y de forma inconsciente estamos en la mejor disposición de escuchar, de buscar nuevas opciones, de encontrar una llave a la puerta de nuestro éxito, sin embargo algunos no saben aprovechar este momento. Me pregunto, ¿Por qué es tan difícil aceptar que no somos perfectos y que siempre estamos en constante crecimiento? ¿Por qué estamos renuentes a dejar el ego detrás de la puerta?
Si de verdad queremos conquistar nuevos caminos, vivir la vida que siempre hemos querido es NECESARIO:
1) Disponernos a VER nuevos horizontes.
2) RESPIRAR profundo inhalando y exhalando constancia, disciplina y perseverancia.
3) Abrirnos a PROBAR y a 4) SENTIR aquello que Dios por medio de la vida nos ofrece.
Si queremos ser exitosos debemos necesariamente 5) ESCUCHAR con la mente y con el corazón.