Anatomía de un encuentro....

Quien diría que hace unos días no había esperanza de amor alguno en mi corazón. Me había dedicado exclusivamente a vivir mis pausas, a estar en paz conmigo misma, a brindarme el amor que necesitaba. Sabia que en algún momento te encontraría, y así fue.

Llegaste como un rayo de luz a llenar aquellos espacios que mi propio amor no iluminaba. Me besaste, me besaste tan profundamente que aunque quise evitar por todos los medios no entregarme, fue inevitable. Breves instantes, milésimas de segundos fueron suficientes para que te adueñaras de mi... Ahora mi corazón tiembla, mi cuerpo te desea y mis pensamientos se diluyen imaginándome a tu lado las 23 horas restantes después del sexo.

Y lo sabes, increíblemente lo sabes. Definitivamente eres un hombre tan encantador y tan sabio que estoy casi segura que sabes lo que haz logrado en mi y no se si te estas aprovechando o quizás también los estas disfrutando. Quién lo diría? Un beso fue suficiente para transportarme a un universo de emociones, con un beso me hiciste el amor, me uniste a ti y ahora no dejo pensarte... TE DESEO y es lo único que anhelo.

Me siento por primera vez tocada. Tú, con esa mirada, con esa sonrisa tan encantadora, con esa sutileza, con esas manos tan cálidas... haz logrado lo nunca antes persona alguna había alcanzado. Y sabes? Es tanto lo que siento que tengo miedo de no ser correspondía, precisamente por eso le huí al amor, pues no quería penetrar en las oscuras dudas que genera el no ser correspondida. Y le pido a Dios, que dejes de iluminarme, si solo fuiste ese rayo de luz que me recordaría que sí soy capaz de amar y desear, pero si definitivamente eres el hombre para mi, le pido que te entregues por completo a mi ... pues te aseguro que serás INMENSAMENTE FELIZ.